Este libro fue recomendado por Paulo López, muchas gracias por la recomendación!
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Rafael Santandreu estudió psicología y se especializa en psicología cognitiva. En este libro nos lleva, a través de casos de su consulta, a entender el poder de la mente y como nuestra percepción de las cosas nos llevan a “asumir” ciertas verdades, pero que son particulares para cada persona. Adicional en cada capítulo usa un cuento / fábula para explicar de forma muy sencilla el tema que tratará, lo cual hace que la comprensión sea más fácil.
Te recomendaría leerlo? Es un libro que me llevó a cuestionar algunas creencias que yo consideraba como únicas verdades. En realidad la verdad la definimos cada quien y necesitamos estar abiertos a diferentes posibilidades, ya que cada persona vive en su propia realidad. A veces cuestionamos desde nuestro punto de vista, sin considerar que no es el único y que definitivamente no es el verdadero. Cuestionarse y estar dispuesto a aceptar otras realidades es un trabajo que se debe hacer constantemente, ya que siempre hay oportunidades de retar nuestra realidad actual. Aceptar lo que somos es una cualidad que necesitamos trabajar, para aceptarnos y desde ese punto partir.
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“Nuestro destino es llegar a ser más fuertes y felices.” - Rafael Santandreu
Marco Aurelio sabía que su felicidad estaba solo en su cabeza: en su filosofía, en su manera de pensar.
1. Las bases
Todos tenemos la impresión de que el carácter no se puede transformar, pero cambiar y transformarse uno mismo es una persona sana a nivel emocional es posible. En ocasiones la mente hace nuestra vida muy complicada. Transformarse en alguien positivo es esencial para disfrutar de la vida.
Tener fuerza emocional no significa no sentir emociones negativas, sino no sentir emociones negativas exageradas. Tenemos la capacidad de exagerar en nuestros pensamientos la realidad. A través de un control mental, pese a sentir dolor, pena o irritación, podemos adquirir confianza en nosotros mismos para disfrutar las maravillosas posibilidades que ofrece la vida.
“No nos afecta lo que nos sucede, sino lo que nos decimos sobre lo que nos sucede.” - Epicteto
Las personas solemos tener la impresión de que los hechos externos, lo que nos sucede, impacta sobre nuestras vidas produciendo emociones: rabia o satisfacción, alegría o tristeza. Existiría una asociación directa entre suceso y emoción. La psicología cognitiva nos dice que esto no es así. Entre los hechos y las emociones existe una instancia intermedia: los pensamientos. Es en esa conversación interna donde asociamos un hecho con una emoción. Ante un mismo suceso, dos personas pueden reaccionar de formas distintas, ya que cada uno se cuenta una historia interior del mismo hecho.
A partir de un hecho, una persona puede preveer una serie de adversidades futuras que le producen, en el presente, un gran malestar emocional. Su infelicidad viene causada por sus pensamientos de lo que puede suceder en el futuro, las cuales se convierten en creencias irracionales.
Las creencias irracionales se caracterizan por:
Ser falsas (por exageradas)
Ser inútiles (no ayudan a resolver problemas)
Producir malestar emocional
Para las personas que sostienen creencias irracionales la vida es muy complicada, increíblemente difícil.
Los seres humanos somos máquinas de evaluar. Evaluamos todo lo que nos sucede. Mientras tomamos un café nuestro cerebro está preguntándose: ¿Está bueno? ¿Regresaré a comprar café a este mismo lugar? ¿Me gusto la experiencia? … no podemos dejar de hacerlo.
Es importante conceptualizar las evaluaciones que hacemos, el modelo La línea de evaluación de las cosas de la vida nos puedes ayudar:
Como podemos ver, las evaluaciones van desde “genial” hasta “terrible”, pero entre estos conceptos existen múltiples evaluaciones que podemos hacer. Terrible: no puedo ser feliz, no debería haber sucedido, no lo puedo soportar. Genial: voy a ser feliz siempre!
Las personas más vulnerables a nivel emocional tienden a evaluar todo lo que les sucede (o podría sucederles) en el peor extremo, “terrible”. La “terribilitis” es la madre de todos los trastornos emocionales.
Cuando nos habituamos a evaluar de una forma más exacta, realista y positiva, nuestras emociones se vuelven mucho más serenas, porque las emociones que sentimos son producto de nuestros pensamientos. Es importante aprender a evaluar en su justa medida. Podemos usar la pregunta: ¿En qué medida esto que me ha pasado (o me podría pasar) me impide llevar a cabo acciones valiosas por mí o por los demás?
El neurótico imagina que la realidad debería ser de una forma determinada y se enfurece (o entristece) cuando no es así. Si limpiamos nuestra mente de exigencias irracionales, nos daremos cuenta de lo que mucho que ofrece la vida para disfrutar.
La única forma de disfrutar de los bienes de la vida es estar dispuesto a perderlos. De lo contrario, la tensión inherente a la posibilidad de perderlos es demasiado grande. Sólo podemos disfrutar de lo que podemos prescindir. La felicidad implica disfrutar de los deseos sin apegarse a ellos, conscientes que no son necesidades reales.
Para realizar nuestros objetivos es mejor desear moderadamente, adquirir las habilidades necesarias para lograrlos, trabajar y tener un poco de suerte. La vida es, en realidad, sencilla y está diseñada para que los seres humanos seamos felices.
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Desde que descubrí el Kindle la facilidad para leer cambió de forma importante para mí. Aún extraño los libros en papel, el sentir y oler no se puede imitar, pero la verdad es que Kindle me ha ayudado a leer más. Lo llevo a todas partes, leo antes de una junta, de una cita médica o en cualquier momento en mi casa. Si no lo has probado, te invito a conocer el nuevo Kindle.
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2. El método
Una de las vías clásicas para convertir en un hábito la nueva forma racional de pensar, y sentir, consiste en detectar las creencias irracionales y reemplazarlas por creencias racionales.
La rutina del debate:
Descubrir las creencias irracionales. Detrás de cualquier malestar emocional exagerado hay un pensamiento terribilizador.
Combatir las creencias irracionales. Necesitamos demostrarnos a nosotros mismos la falsedad de la creencia irracional. ¿Existen otras personas que son felices en la misma situación? Aun con esta adversidad, ¿podrías llevar a cabo objetivos interesantes por mí y por los demás? En una vida que dura tan poco, ¿es tan importante esta desgracia que me está ocurriendo? Pensar en la propia muerte pone en perspectiva cualquier preocupación y nos proporciona una serenidad profunda.
Establecer la creencia racional. Nuestro objetivo será creer en ella tan profundamente como podamos. Si llegamos a creer, profundamente, estas ideas racionales, las emociones nos acompañaran inmediatamente. Dejaremos atrás la ansiedad y la depresión.
Ser débil a nivel emocional es siempre una consecuencia del hecho de necesitar en exceso. Verse feliz con poco (visualizarse) es quitarse necesidades de encima, es hacerse más ligero y más fuerte.
Hay que dejar claro que las necesidades básicas para el ser humano son la comida y la bebida diarias y el cobijo frente a los elementos atmosféricos. Las necesidades básicas son de vida o muerte. Si le damos demasiada importancia a la comodidad vamos a ser muy infelices.
En la actualidad hemos quitado la muerte de la ecuación de la existencia, pero esa ecuación arroja un resultado bastante extraño, pues nos convierte en personas demasiado preocupadas. Antes las personas convivían con la muerte, no la ocultaban, y eso les dotaba de una filosofía de la vida mucho más relajada. El hecho de la muerte hace que no haya nada demasiado importante y esto es un alivio, nos permite vivir con ligereza, que es la única forma de afrontar esta vida. Lo importante es disfrutar de la existencia, no de cuánto va a durar.
“Quejarse es inútil y una pérdida de tiempo. Aun cuando me falte toda la movilidad tendré muchas cosas maravillosas que hacer. Sin ir más lejos, investigar el cosmos.” - Stephen Hawking
“Es de importancia capital no dejarse vencer nunca por la negatividad. No sólo por salud mental, sino, literalmente, por la salud física. Porque si se deja que la negatividad campe a sus anchas, se expande. Tú tienes mucho poder sobre tu mente. Úsalo.” - Christopher Reeve
3. Aplicaciones prácticas
A veces, nos aferramos a ideas falsas que nos traen la desdicha. Si nos atreviésemos a explorar otras propuestas, cambiaría por completo nuestra percepción de muchos de nuestros miedos o amenazas inventadas.
La vergüenza o el miedo al ridículo es un problema mayor de lo que imaginamos. En una encuesta se comprobó que las personas temen más a hablar en público que a la muerte. Existen dos vías cognitivas para combatir la vergüenza:
No darle demasiada importancia a la sensación de ridículo, ya que es imposible de eliminar del todo.
Darse cuenta que nuestra imagen social es poco importante. Si pensamos así, nunca tendremos demasiada sensación de ridículo, nos importará muy poco lo que los demás opinen de nosotros.
Nadie necesita a nadie, así que tampoco necesitamos la aprobación de los demás.
El secreto de tener los mejores amigos es el siguiente: pedirle a cada amigo sólo lo que pueda dar. Nunca lo que no pueda dar. Cada persona te aporta una cosa diferente. Cada uno de nosotros tenemos unos puntos fuertes y otros débiles. No existe la perfección, y no podemos exigir a nuestros amigos y familiares que sean perfectos.
Tú eres el dueño de tu mente!
Cada vez tenemos más cosas, pero ¿somos más felices? La sociedad en la que vivimos no deja de vendernos la idea de que la correcta evolución de la vida es obtener más y mejores medios, oportunidades, comodidades … “Más es Mejor”.
Ningún problema es realmente relevante. Todos esos miles de inconvenientes no tienen poder para amargarnos la vida, a no ser que se lo otorguemos.
Los seres humanos se meten, muchas veces, en su propia jaula mental y se niegan a salir cuando tienen la oportunidad. Una de las jaulas más comunes es la de las obligaciones, que solo habitan en nuestra mente. Algunos ejemplos son: la cena de Navidad o cuidar de los padres.
Nadie puede hacer feliz a nadie. El único responsable de tú felicidad, eres tú mismo. La felicidad es un estado mental en el que sólo uno mismo puede entrar.
La salud no es esencial para la felicidad: lo más importante es la propia felicidad. No nos preocupemos tanto de la salud y más de disfrutar la vida. ¿De qué nos sirve la salud si no gozamos de la vida?
La enfermedad, el dolor y la muerte forman parte de la vida y no tiene por qué ser entendidos como desgracias que truncan la felicidad de las personas. Más bien se trata de procesos naturales, realmente inconvenientes, pero que aún dejan mucho espacio para la alegría, el amor y la fraternidad. Mientras estemos sobre la Tierra, aunque nos queden sólo unos días, podemos hacer cosas valiosas por nosotros y por los demás, y gozar con ello.
Existe una estúpida creencia mágica que dice: “Debo vivir muchos años, está escrito en el cielo, y si muero prematuramente, no lo puedo soportar, será un fracaso”. Esta idea es más común de lo que parece, es la responsable del miedo a la muerte.
La salud es algo de lo que ocuparse, pero no de lo que preocuparse.
Adopta el siguiente lema (sin importar la edad que tengas): “Los próximos diez años van a ser los mejores de mi vida”. Tienes que visualizarte haciendo cosas emocionantes, disfrutando de la existencia, apreciando lo que tienes.
La fuente de la felicidad se halla dentro de nosotros, en nuestra mente, y podemos acceder a ella siempre que lo deseemos.
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